Para este análisis de experiencia partí con el siguiente escenario, que durante este último tiempo es bastante común:

Cuando voy a mi trabajo (que queda bastante lejos) en bus y afuera llueve, a veces me atraso al salir de mi casa ya que máximo debo estar embarcado a las 07h00, en ese caso no me queda más que refugiarme de la lluvia en la parada del bus hasta que llegue la próxima ruta. En esos casos me suelo plantear la opción de ir en taxi o en Uber pero no siempre cargo conmigo el efectivo suficiente, por lo que estas opciones no me resultan convenientes, así que no me queda de otra que esa frustrante espera.

Cuando al fin llega el bus y me subo a toda prisa para pagar, me sucede que por desgracia solo cuento con un billete de mediana denominación, y más que seguro me dan el vuelto con demasiadas monedas, lo que me molesta. Porque al llegar a mi destino donde sigue lloviendo, debo de correr para no mojarme, y es muy incómodo correr con los bolsillos llenos de monedas, pero, en tal caso ya estoy cerca de mi trabajo.

Esta sería una representación gráfica de cómo es esa situación.