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R1. Mapeo de Experiencia

Para la realización de este primer reto, he decidido representar la experiencia cotidiana de iniciar el día y recorrer el trayecto hasta el puesto de trabajo.

Después de experimentar todo el recorrido desde casa hasta el trabajo, destaco diferentes experiencias de interacción durante el proceso, concretamente tres:

  1. Apagar la alarma del despertador (teléfono móvil)
  2. Acceder al metro mediante la tarjeta de transporte y traspasar la barrera de seguridad.
  3. Tomar el ascensor en el edificio del lugar de trabajo.
  • Apagar la alarma del despertador (teléfono móvil):
  • La experiencia de sentir un tono repetitivo y alarmante justo en el mejor momento de la noche no es muy agradable que digamos, pero al suceder diariamente y activar mi mente al primer tono, mi cuerpo actúa de forma inconsciente y automática. Agarro el teléfono como buenamente puedo y toqueteo la pantalla, a veces sin ni siquiera abrir los ojos y con suerte lo apago. Unos minutos después, consciente del aviso y la necesidad de salir corriendo, reviso de nuevo el estado de la alarma para evitar que vuelva a sonar o que vibre en cualquier momento.
  • Acceder al metro mediante la tarjeta de transporte y traspasar la barrera de seguridad:
  • Existen diferentes formas (formatos) para acceder al otro lado de la barrera, ya sea mediante tarjeta física o a través de la aplicación digital instalada en el teléfono móvil. Personalmente, prefiero hacerlo con la tarjeta física, ya que el hecho de olvidar/perder/robar el terminal, puede suponer tener muchos problemas extras. La acción suele ser rápida, ágil y mecánica y muy pocas veces ocurren errores mecánicos o digitales en el lector que impacten en la experiencia del trayecto. Ahora bien, el miedo de que se cierren las puertas mientras paso siempre existen.
  • Tomar el ascensor en el edificio del lugar de trabajo:
  • El último reto para llegar puntual al trabajo es el de esperar el ascensor del trabajo justo en los últimos minutos del recorrido. Llamar al ascensor mediante botones, revisar varias veces si lo he llegado a presionar y mirar constantemente la pantalla de seguimiento de la planta en la que se encuentra es algo innato en aquellos que siempre tienen prisa. Una vez dentro, presiono constantemente el botón de la sexta planta y seguidamente el botón de cerrar la puerta para evitar polizones de última hora que retrasan mi ascenso apresurado. Psicológicamente, sirve para calmar la ansiedad, pero en realidad sabemos que ninguna acción acelerará el proceso, no llegaremos antes por más que apretemos a los botones.
Como posibles soluciones a las tres interacciones planteadas:
  • Encender y apagar la alarma del despertador o del teléfono móvil mediante el control por voz, de esta forma, evitamos el tener que interactuar físicamente con el dispositivo en un entorno oscuro. También se podría utilizar una aplicación que gestionara un seguimiento del sueño y el descanso, que sea capaz de saber cuando el usuario sigue dormido (vuelve a sonar) o ya se ha despertado (se apaga la alarma)
  • Acceder al metro podría volverse una experiencia más segura y ágil si se facilitara acceso a través del reloj inteligente o se pudiera activar mediante pulseras detectables por el sistema de seguridad. Actualmente, tener que sacar el teléfono móvil en transportes públicos termina siendo un riesgo innecesario.
  • Tomar el ascensor en el trabajo unos minutos antes de comenzar la jornada laboral sería mucho menos estresante si este dispusiera de un sistema de reconocimiento de personas y automáticamente abriera sus puertas al detectar a gente esperando por subir/bajar.

 

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